carta de despedida

Sabes que siempre se me ha dado mejor escribir que hablar por eso he decidido despedirme así, si estás leyendo ésta carta es porque todos mis intentos han fracasado, ésta vez si he luchado, además más que nunca, prácticamente he llegado a arrastrarme y humillarme, he dejado correr el tiempo pero no me ha ayudado, he hablado con personas cercanas a ti pero me han confundido aún mas sobre tus sentimiento, he ido detrás tuyo como jamás pensé que iría, pero todo ha sido en vano, me he estrellado una y otra vez contra un muro de piedra, ya me doy por vencida, no puedo seguir más así, tengo que comenzar a ordenar mi cabeza que desde que lo dejamos no sabe aún siquiera donde está, hasta ahora he estado como en un sueño, una pesadilla de la que me he intentado despertar una y otra vez y no lo he conseguido…
Por mucho que me duela o por mucho que no quiera, a partir de hoy no me queda más remedio que empezar a olvidarte, olvidarme de tu pelo, de tus ojos, de tus miradas, de tus lágrimas, de tu sonrisa, de tus labios, de tus besos, de tus manos, de tus caricias, de tu voz, de tus te quieros, de tu mal genio, de tu olor, de tus abrazos, de las promesas que no he podido cumplir, de compartir una vida, un sueño, una ilusión, de enfadarme contigo por tonterías, de verte seguir creciendo, de nuestros paseos, de las horas muertas que hemos pasado juntos sin ni siquiera hablar, de volver a ver una película contigo, de ir a cenar juntos, de tus ensaladas, de todo lo que he perdido y he ganado contigo, de los momentos buenos, de los momentos malos, de tu madre, de tu padre, de tus hermanos, de tu gente, de que te quiero, de que te amo…
Como ves son tantas y tantas cosas, aparte de todos las que se me olvidan, que no se cuanto tiempo necesitaré…

No eres mejor ni peor que nadie, simplemente eres tú, con tus cosas buenas y tus cosas malas, con tus defectos y con tus virtudes, ahora hecho de menos incluso tu mal genio, porque yo soy un reflejo tuyo, un reflejo de tu persona, sin ti me falta algo, no me siento llena, es como si me hubieran quitado una parte de mi misma, como si me hubieran arrancado la mitad de mi cuerpo y solo estuviera viviendo con una sola mitad.

Ya solo me queda pedirte perdón, perdón por todas las veces que te he hecho sufrir, perdón por mis enfados tontos que han sido muchos, perdón por comportarme tantas veces como un niña, perdón por dejar que esto acabara… y darte las gracias, gracias por hacer que esto empezara, gracias por haber estado ahí siempre, gracias por haberme querido, GRACIAS POR HABER SIDO QUIEN FUISTE CONMIGO.