ROSAS

Rosas entre tus manos, sangre corriendo por ellas... Ojos oscuros, cansados de andar por la vida sin razón; asi es como te me presentas, con el corazón atado fuera de aqui esperando por mi, algo de mi...

"Amame, no me dejes morir", sabes que no puedo hacerlo aunque las rosas que te clavan hayan sido cultivadas en tu alma, teñidas por tu sangre y luego recogidas por tu felicidad, rasgandola, rasgandote la vida...

En tu alma cultivaste también la más bella vegetación -regalándome cada vez un poco más de lo que eras-, cada una teñida por tu vida, tu amor; algunas lilas bailotean aún en mi cuarto buscando el sol de alguna flor que yo pueda cultivar para ti, en la puerta una enredadera me envuelve para mantener mi vida junto a la tuya (lo siento, ya no siento), y un enorme cactus que cada vez más me acorrala para clavarme su esencia seca y austera.

Este es el campo que has sembrado para que me pierda y llegue hasta tus sonrisas, cultivado en tu alma; pusiste tus ilusiones pero la cosecha fue rechazada a falta de aire.

Esta es la inocencia que esparciste por tu campo, creyendo que eso curaría mis viejas heridas y me haría creer que aún hay amor... Es la inocencia que me robaste cada día que me desgaste frente a ti llorando, implorando, creyendo a ciegas en que el rocío se evaporaría... pero no, seguía incesante su curso cada día; mojando mi corazón y corriendo la tinta de los buenos recuerdos.

Ahora vete, vete de aquí. Ya logré hacer florecer mi jardín... Vete, vete sin mi. La inocencia me devolví.